Los colores tienen una influencia demostrada sobre nuestro estado de ánimo, por eso muchos decoradores de interior utilizan está técnica y usan los colores dependiendo de para quién va dirigida una estancia, buscando armonizar los colores que incorporan en sus diseños.
Para la habitación de pareja, según la psicología del color, irían bien los tonos derivados del naranja pues generan sensación de fraternidad y unidad. También irían bien los tonos rosas por sus efectos relajantes y su asociación con el romanticismo y lo amoroso, está muy de moda en decoración puesto que tiene una gran paleta de tonalidades.
Para una habitación de niños, los azules son ideales, ya que estimulan la relajación. Es uno de los colores favoritos de las personas. Es el color de la simpatía, de la armonía, está asociado a los sentimientos positivos.
Para una habitación de adolescentes también van bien los tonos azules, pudiendo añadir también los morados y violetas ya que nos producen una sensación de tranquilidad y calma con el entorno, son favorables para ambientes de trabajo y estudio donde se requiere una mayor concentración.
Para el salón los que mejor van son los colores cálidos, ya que favorecen la convivencia y nos brindan alegría y optimismo. También aportarán mucha luz por lo que irán muy bien si tu salón es reducido.
Y con un color con el que nunca fallas es el blanco, válido para todas las estancias, es el color más puro, el color de la paz y el optimismo, una apuesta segura sino no quieres arriesgar con los colores. Además al pintar una habitación de este color hará que esta parezca más grande de lo que en realidad es.
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