Este estilo decorativo trata de volver a lo básico, busca su inspiración en la comunidad amish, es por ese motivo que entre sus principios está la austeridad y la conexión con la naturaleza.
Lo principal son los materiales nobles (piedra, ratán, madera, lino, algodón) y la idea es volver a nuestros orígenes a través de lo que nos rodea. Es por ese motivo que resulte bastante ecléctico, ya que puede reunir elementos característicos de otros estilos decorativos.
En cuanto a los colores, predominan los colores claros (blanco y beige), también están muy presentes los tonos verdes, grisees o tonos tierra.
En los diseños predominan las líneas simples y rectas. En el Kinfolk la modernidad no es importante.
Se valora muchísimo todo lo hecho a mano ya que en este estilo se honra la tradición y reinterpreta la vida campestre.
Por supuesto, no pueden faltar las plantas, pero mejor las de preferencia simple o silvestre y nada de ramos elaborados o vanguardistas.
En el estilo Kinfolk se impulsa la calidad por encima de la cantidad, disfrutar de la vida sin depender en exceso de objetos materiales.
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