La gran diversidad de colores y soluciones que propone la cerámica española permite crear cualquier esquema de colores para que éste funcione adecuadamente. Además la cerámica aporta durabilidad y capacidad para mantenerse inalterable.
Nos permite diseñar un sinfín de espacios independientemente del tamaño y de la ubicación.
Predominan los colores orgánicos, que transmiten ese regreso a la naturaleza. Los tonos verdes, musgos y mentas que evocan lo vegetal y tonos terracota en todas sus declinaciones, desde tonalidades anaranjadas hasta los tonos crudos de la madera, pasando por los marrones más pardos.
También destacan los tonos suaves como blancos nublados y los neutros cálidos, entre beiges y rosas que aportan calidez y una sensación acogedora.
Los tintes naturales serán protagonistas, con tonos ligeramente apagados inspirados en tintes orgánicos o fibras vegetales. Los tonos vivos y alegres (amarillos, azulados o rojizos) que mezclados con sus opuestos consiguen crear combinaciones muy atractivas y atrevidas.
Los degradados son clave a la hora de conseguir un efecto de sofisticación, el azul oscuro y el negro mate combinado con brillos son fundamentales para crear ambiente oscuros y profundos.
Fuente: elperiodicodelazulejo.es
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