Los suelos vinílicos son tendencia y se han vuelto populares en el diseño de interiores debido a su resistencia, versatilidad y apariencia, la cual imita la madera y la piedra. Aunque tradicionalmente se utilizaba en entornos comerciales, ha ido evolucionando para ser adecuado al uso en residencias, siendo más económico y sustente al desgaste, manchas y humedad.

Existen diferentes tipos de suelos vinílicos, los cuales se diferencian en técnicas, composición y método de instalación. Una de las razones que explican el auge de estos suelos en los hogares es la popularización de soluciones vinílicas en diferentes formatos de baldosas o lamas, en función de si el diseño reproduce madera, piedra, hormigón, cerámica, etcétera.

Los suelos LVT (Luxury Vinyl Tiles) integran una lámina superficial de alta calidad que, no solo reproduce con gran fidelidad cualquier diseño, sino que incluso, ofrece un acabado texturizado para un mayor realismo.

Los suelos SPC (Stone Polymer Composite) mezclan polvos pétreos con PVC en su núcleo, lo que los hace rígidos y estables, pero aun fáciles de cortar e instalar sin necesidad de pegamento.

Hay diferentes sistemas de instalación para los suelos. El más popular es la colocación flotante mediante sistema clic, que no requiere ningún tipo de adhesivo y es también el más fácil de desmontar, en caso de ser necesario. Por supuesto, también se pueden colocar encolados para una mayor estabilidad y la reducción del ruido de la pisada.

A pesar de ser productos de origen plástico, los fabricantes de suelos vinílicos están avanzando en la utilización de materiales reciclados y en ofrecer opciones altamente reciclables. Además, los nuevos sistemas de instalación no requieren adhesivos y esto los hace más respetuosos con el medio ambiente.

Fuente: lavoz.com.ar

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